Todos sabemos que, en un mercado cada vez más competitivo, la productividad de los equipos se ha convertido en uno de los grandes desafíos de las organizaciones, sin importar el tamaño. Sin embargo, cuando hablamos de productividad, la conversación suele girar en torno a procesos, herramientas tecnológicas o estrategias de gestión. Lo que a menudo queda relegado a un segundo plano es un factor determinante: las comunicaciones internas.
Lejos de ser solo un canal informativo, la comunicación interna es la columna vertebral de la cultura organizacional y una de las principales palancas para lograr equipos más motivados, alineados y eficientes.
Comunicación interna: mucho más que informar
La comunicación interna no se trata únicamente de enviar correos, subir comunicados a la intranet o publicar un Newsletter. Tal como señala David Grossman, experto en comunicación corporativa y fundador de The Grossman Group, “los líderes que comunican de forma clara y constante pueden mejorar la productividad de sus equipos en más de un 20%”.
Esto ocurre porque los trabajadores no solo necesitan información, sino también contexto y conexión: entender cómo sus tareas impactan en los objetivos estratégicos de la empresa y sentirse parte activa de un propósito común.
El impacto directo en la productividad
Diversos estudios refuerzan la relación entre comunicación y resultados. Según Gallup (2023), los equipos altamente comprometidos son —por efecto directo de una comunicación interna efectiva— un 18% más productivos y un 23% más rentables que aquellos con bajo nivel de compromiso.
Y en Chile no somos la excepción, un informe de Deloitte (2022) mostró que 7 de cada 10 trabajadores sienten que la falta de información clara y oportuna disminuye su desempeño diario. En otras palabras, no se trata solo de transmitir mensajes, sino de hacerlo de manera que potencie la eficiencia.
Desafíos locales
De acuerdo con el Índice de Cultura Organizacional de Llorente y Cuenca (2023), más del 60% de las empresas en la región reconocen no tener un plan formal de comunicación interna. Esto se traduce en mensajes fragmentados, duplicación de esfuerzos y pérdida de confianza por parte de los colaboradores.
En Chile, particularmente en medianas empresas, muchas veces no existe un área dedicada a la comunicación, por lo que se depende de recursos dispersos o del liderazgo de áreas como Recursos Humanos.
Buenas prácticas para potenciar la productividad
- Unificar el estilo comunicativo: una voz coherente en todos los canales evita confusiones y transmite claridad.
- Escuchar activamente: abrir espacios de retroalimentación fortalece la confianza y permite detectar problemas antes de que escalen.
- Aprovechar lo digital: plataformas de colaboración como Teams, Slack o incluso redes sociales corporativas facilitan la inmediatez y la transparencia.
- Vincular mensajes con objetivos estratégicos: cada comunicación debe responder a la pregunta: ¿Cómo contribuye esto a la meta global?
El rol de la comunicación en el futuro del trabajo
El teletrabajo, los equipos híbridos y la digitalización han hecho que la comunicación sea más desafiante y, a la vez, más necesaria. Según McKinsey (2023), las empresas que invierten en estrategias claras de comunicación interna reportan hasta un 25% menos de rotación de talento.
En un mercado laboral chileno donde la atracción y retención de colaboradores es cada vez más competitiva, contar con una estrategia sólida de comunicación interna no es un lujo, sino una ventaja estratégica.
En definitiva, la productividad empresarial ya no puede medirse solo en términos de procesos y tecnología. La comunicación interna es el engranaje invisible que permite que cada pieza del sistema funcione en armonía. Invertir en ella significa invertir en personas, en confianza y en resultados sostenibles.
Como dijo Richard Branson, fundador de Virgin: “Los clientes no son lo primero. Los empleados son lo primero. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”. Y para cuidar a los empleados, el primer paso siempre será comunicar mejor.